El grandísimo Eduard Punset sostenía que no estaba tan claro que todas las cosas tuvieran un final. De hecho, llegó a afirmar que no estaba confirmado que algún día fuera a morirse. Hasta que falleció en 2019, claro.
Les cuento esto porque en los últimos tiempos hemos asistido al crepúsculo de la trayectoria profesional de algunos que han sido nuestros ídolos en el mundo del deporte. Es la ley de la biología.
Bajo esta misma premisa, y con el deseo de una larga y saludable vida por delante, está claro que Fernando Alonso ha entrado en, digamos, la segunda parte de su carrera. Al menos en la F1, porque con semejante ejemplo de resiliencia nunca se sabe cómo va a reinventarse el asturiano en cualquier momento.
La figura de Adrian
A sus 43 años no existe mayor consenso en todo el paddock entorno al respeto que se ha granjeado después de tanto tiempo en la primera línea de la competición y de su calidad acreditada como piloto, por no entrar en detalles sobre el brillo de su palmarés. Y aunque sus ganas, su entusiasmo, su dedicación y su talento no parecen tener fecha de caducidad, con permiso de Punset, permítanme apuntar que tal vez haya un día -esperemos que lejano- que decida dejarlo.
Mientras tanto, la imagen del español recibiendo a Adrian Newey en su presentación como futuro jefe técnico de Aston Martin me hizo pensar en los orígenes del “Nano” como piloto. Y no puedo olvidarme de cuando Adrián Campos -la primera persona que apostó fehacientemente por él en las carreras- nos decía: “este tío va a jubilar a Michael Schumacher de la F1”.
No recuerdo la presentación de ningún ingeniero de la historia del automovilismo que haya despertado tanto interés como la del británico por los de Silverstone. Y la simple presencia del piloto español en esta puesta de largo da una idea de la dimensión del acuerdo.
Los elogios que técnico y piloto se intercambiaron lo dicen todo. Que las trayectorias de ambos se encuentren y coincidan ahora en la madurez es como un ideal soñado.
Ambos ya estuvieron a punto de coincidir cuando Alonso estuvo a punto de fichar por Red Bull hace unos años. Newey ha trabajado con los más grandes -excepto con Schummy-, y que ahora puedan hacerlo de la mano Fernando y él es algo así como un círculo que se cierra.
La culminación de una historia que puso en marcha Adrián Campos, fallecido en 2021, que ahora se sentiría inmensamente feliz de ver como su “descubrimiento” trabajará junto a su reputado tocayo (sin acento).
De Adrián a Adrian no deja de ser un homenaje al piloto de Alcira y, sobretodo, al legado que nos ha dejado en la forma del equipo Campos Racing, que actualmente gestionan con acierto sus hijos Alejandro, Adrián y Lucas.
De ahí no solo salió Alonso; también Marc Gené, Antonio García, o Alex Palou sin ir más lejos. Casi nada. Y también una legión de técnicos e ingenieros formados en sus naves y que actualmente son un referente en las categorías de acceso a la F1.
El genio de Adrián lo hizo posible. Y ahora la inspiración de Adrian, por supuesto, también alimentará la llama de la leyenda.