Como dijo Hamilton tras el GP de Arabia Saudí, la superioridad de Red Bull en este inicio de 2023 es algo que no se ha visto muchas veces. Sin embargo, no todo es de color de rosa para los de Milton Keynes y de hecho no tratan de disimularlo. Que la relación entre Max Verstappen y Sergio ‘Checo’ Pérez no está pasando por su mejor momento no es ningún secreto para nadie.
La última polémica entre ambos fue en el podio de Jeddah. A los dos les dijeron por radio de mantener un ritmo similar para acabar tranquilos, pero en la última vuelta Verstappen apretó para hacerse con el punto de la vuelta rápida y mantener el liderato en la clasificación. Esto no gustó a Checo que se lo recriminó antes de recibir el trofeo: «¿No te han dicho que mantengas el ritmo?». Y en el corralito de la prensa no se cortó un pelo tampoco. “Me dijeron que tenía la vuelta rápida y que mantuviera un ritmo determinado. Creo que la comunicación con Max fue la misma. Creo que tenemos que revisar las diferentes informaciones y al final no pude apretar”, afirmaba.
Lo que tendría que ser una celebración por todo lo alto, fue muy frío. La cara de Jos Verstappen, padre de Max, en medio de los mecánicos del equipo eufóricos antes de subir al podio lo explica todo. Ni un solo gesto de complicidad. Todo indiferencia. “No creo que él tenga la oportunidad tan a menudo. Él lo sabe también y fue a por ello”, soltó. Y entre compañeros solo lo justo y necesario. El ‘marrón’ que se tuvo que comer Alonso en ese sentido para relacionarse en ese ambiente no era nada sencillo.
Y en Baréin fue más de lo mismo. Max se negó a bajar el ritmo en carrera cuando iba líder en solitario por el simple hecho de que a Pérez no se lo pidieron. Son dos dobletes en los que la felicidad queda manchada por problemas internos que solo van en aumento. Llevan dos carreras donde la radio echa humo porque no se fían un pelo uno del otro y no se prevé que esto cambie.
¿Cuál es el origen del conflicto?
Ya queda muy atrás la radio de Verstappen en Abu Dhabi 2021 diciendo que “Pérez es un animal, una leyenda” cuando éste paró a Hamilton y ayudó al neerlandés a ser campeón del mundo por primera vez. Lógicamente el paso de ese buen rollo a la desconfianza no ha sido de un día para otro, sino que ha sido gradual.
Pero sí hay un momento donde todo estalla y es el Gran Premio de Brasil del año pasado. Verstappen, ya campeón del mundo, se negó a cederle un sexto puesto a Pérez y el mexicano se quedó sin subcampeonato a la carrera siguiente en favor de Ferrari y Charles Leclerc. El bicampeón dijo que se la tenía guardada, ya que, según él, Pérez hizo un trompo en Mónaco el sábado para asegurarse la pole y poder ganar en el Principado.
No hace falta dar detalles del cabreo que pilló Pérez al final de la temporada pasada porque todos nos podemos hacer una idea. Eso sí, antes de que arrancara la acción de este 2023, el de Guadalajara ya no se andó con rodeos y avisó al equipo: “Si yo no veo que me ayudan, yo no voy a ayudar”. De momento no lo necesitan, pero llegado el momento todo este cúmulo de circunstancias puede salir muy caro.
Los duelos entre compañeros nunca acaban bien
De la historia se aprende se suele decir y por eso es importante actuar a tiempo. Red Bull sabe de primera a mano lo que es la tensión entre compañeros de equipos. Ricciardo ya ‘huyó’ de Verstappen cuando la tensión iba en aumento, véase el ejemplo Bakú ‘18. Pero sin duda, la relación entre Vettel y Webber es la que más dañina acabó siendo. Empezaron peleando por un título pero pronto el alemán se hizo el líder del equipo y hubo momentos que no aceptó órdenes de equipo. El ‘Multi 21’ de Malásia ‘13 fue el punto más tenso. Sebastian adelantó al australiano para ganar cuando al equipo le pidieron que mantuviera posición. El desgaste fue tal que Mark acabó retirándose. El duelo entre Rosberg y Hamilton durante el inicio de la era híbrida también acabó con las ganas de competir del alemán una vez era campeón.
Pérez también ha vivido en primera persona lo que es un duelo que acabó mal. Cuando compartió equipo con Ocon en Racing Point, en más de una ocasión acabaron con duelos que no tenían ningún tipo de sentido. Al final el equipo cuando tuvo que decidir qué piloto sacarse de encima para colocar a Stroll optaron por el mexicano. Es conocedor de las consecuencias.
Hay ejemplos mucho más extremos. El caso más sonado sin duda fue la época de McLaren-Honda con Senna y Prost. Lo que empezó siendo una rivalidad entre risas acabó con dos campeonatos decididos con accidentes y unos niveles de presión que nunca se han querido repetir. Duró mucho menos, pero el caso de Alonso y Hamilton también en McLaren durante 2007 fue muy similar. La cosa no fue a más porque el asturiano decidió hacer las maletas. Eso sí, tras que estallara todo en la clasificación del GP de Hungría, un Mundial que no se podía escapar acabó en manos de Ferrari. Son dos claros ejemplos por los que los equipos no se la quieren jugar.
Así pues está claro que, si no se actúa con tiempo, la bola puede ir haciéndose grande y acabar en catástrofe para el equipo. Como mucho puede haber uno o dos años de buen ambiente pero a la larga suele ser imposible. Y en un año donde Red Bull domina con tanta claridad respecto el resto, sería ridículo que se complicaran las cosas por este tipo de cosas. Hay que anticiparse. Veremos cómo lo hacen.
Viviendo el sueño de dedicarme al periodismo deportivo. Mi día a día está en la redacción de Mundo Deportivo siguiendo todo tipo de deporte, aunque sin duda mi gran pasión es el olor a gasolina. Con la suerte de haber trabajado en el terreno, sigo con la voluntad de aprender y crecer día a día con el mundo de las carreras a mi lado. Aún queda mucho para ver la línea de meta y solo queda dar gas.