El piloto de resistencia Romain Dumas adapta un Porsche 911 para subir al Ojos del Salado, en Chile, el volcán más alto del mundo.
El siempre inquieto Romain Dumas, piloto de resistencia y aventurero, se propuso ver hasta dónde era capaz de llegar un Porsche 911 convenientemente adaptado para la aventura y para probarlo eligió uno de los parajes más duros del mundo: el Ojos del Salado, el volcán activo más alto del mundo y la cumbre más alta de Chile, ubicada en el límite con Argentina.
A nadie le sorprenden las prestaciones y registros del Porsche 911 en carretera y circuito… pero la cosa cambia si pensamos en el deportivo alemán como un vehículo de alta montaña. El piloto de Alès hizo exactamente la misma reflexión y decidió descubrir hasta dónde era capaz de llegar un 911 si se lo preparaba convenientemente.
El “Techo de América”
Se trataba de coronar los 6.007 metros hasta la cima del volcán más alto del mundo, dejando atrás pendientes imposibles de nieve estacional, espesas zonas de hielo, temperaturas de unos 30 grados bajo cero y con la mitad de oxígeno en el aire que a nivel del mar.
Porsche trabajó a fondo con el 911. La base fueron dos unidades 911 (tipo 992) Carrera 4S, equipadas con el mismo motor bóxer de seis cilindros turboalimentado de serie, con 443 caballos de potencia y caja de cambios manual original de siete velocidades.
Se añadieron barras antivuelco, asientos de fibra de carbono y arneses y ejes pórtico para aumentar la distancia al suelo, que pasó a ser de 350 mm. Se acortaron las relaciones de cambio y se montaron neumáticos todoterreno tipo balón. Además se diseñó una protección especial para los bajos hecha de fibra de aramida, ligera pero extremadamente resistente, que resbalaba sobre las rocas.
Equipamiento especial para el 911
La transformación del 911 en un “montañero” se completó con la instalación del sistema Porsche Warp-Connecter. Diseñado originalmente para la competición, se trata de un artilugio que enlaza mecánicamente las cuatro ruedas y permite una carga constante en ellas; incluso cuando están en los extremos del recorrido de la suspensión. Esto hace posible una capacidad de tracción máxima.
Se utilizaron bloqueos manuales e intercambiables de los diferenciales, junto con un avanzado sistema de dirección por cable.
Por último se añadió un cabrestante en la parte delantera y se desplazó hasta arriba el sistema de refrigeración. Como toque final, la carrocería se terminó con dos decoraciones distintivas. Una, con el mismo patrón de colores de Porsche Motorsport que adorna el 963 LMDh. La segunda, con temática del 911 realizada por el equipo de diseño de Weissach.