En tiempos de Covid, cualquier prevención es poca. Y más si falta tan poco tiempo para que arranque una nueva edición del Dakar 2022 y tienes previsto participar en ella.
Ese es el caso de Laia Sanz, que después de once participaciones en moto, aborda ahora el reto de acabarlo también en coche por vez primera.
Listos para aprender y pelear
“El principal objetivo es terminar la carrera, aprender de cada kilómetro que hagamos, e ir acumulando experiencia. Tanto mi copiloto como yo somos “rookies” en coche, por lo que ante todo lo que se impone es la humildad y las ganas de ir progresando poco a poco”. Así de prudente se manifiesta la veinte veces campeona del mundo de trial y enduro femenino, que no ve el momento de partir hacia Jeddah, donde estará el parque cerrado antes de que arranque en Ha’il una nueva edición del Dakar, de nuevo en Arabia Saudita.
El año pasado, Laia llegó a la carrera un poco mermada de forma, a causa de algunas enfermedades extrañas que la habían fastidiado notablemente. “Pero ahora todo es distinto. Me encuentro infinitamente mejor, pero con la obligación de ser muy prudente en cualquier contacto personal. Tras el esfuerzo que significa poder estar en la carrera y con tan pocos días por delante, sería una pena contraer ahora la Covid y no poder estar allí”, comenta la piloto catalana, mascarilla y distancia de seguridad mediante, para evitar quedar apeada del rally por algún virus malandrín.
Presentación a distancia pero con el calor del equipo
Su copiloto, Maurizio Gerini, tampoco asistió a la rueda de prensa que se ha hecho hoy en Barcelona, por prevención sanitaria, y tiene previsto viajar directamente desde Italia hasta las verificaciones para evitar cualquier susto sanitario. La precaución es de tal calibre, que ni siquiera Josep Maria Lloreda -presidente de KH-7- asistió al acto como suele, por los mismos motivos. “Tengo que agradecer, no obstante, su constante apoyo a cualquiera de las locuras que siempre les he propuesto. Desde el primer día KH-7 me han acompañado, y eso tiene un valor inmenso para mí”, señala Laia.
El planteamiento de la de Corbera es ir etapa por etapa: “Si no tenemos prisa, podemos hacer un rally muy bueno, yendo de menos a más, y ganando confianza con el manejo del coche”.
Territorio casi conocido
En este sentido, Laia ha participado recientemente en el raid de Ha’il, “muy importante porque transcurrió por los mismos lugares por los que pasaremos ahora con el Dakar”. Allí tuvo una actuación más que notable, pese a alguna dificultad en las dunas: “Lo cierto es que las dunas, cuando vas en moto, son como un regalo. En cambio, con el coche, con menos campo de visión, es un poco más estresante, y requiere una atención distinta”.
Tras un primer raid de prueba con Lucas Cruz -copiloto habitual de Carlos Sainz, también este año en el equipo Audi-, una experiencia con Dani Oliveras, que no pudo repetir por los compromisos previamente adquiridos por el gerundense, Laia considera que la incorporación de Gerini “ha sido un gran fichaje. Como buen motorista, navega muy bien. Nos entendemos bien dentro del coche (donde Maurizio “canta las notas” y la navegación en italiano), y además él tiene mucha experiencia en mecánica del coche, lo que es muy importante para mi”.
La máquina y el equipazo
Su Mini X-Raid tiene fama de “indestructible”. Con él, Laia queda encuadrada dentro de la potente estructura del equipo X-Raid, comandado por el experimentado Sven Quandt, quien ha comentado: «Laia ha competido en motos hasta ahora y empezó hace solo nueve meses a competir en raids con coches. La primera carrera con nosotros fue el Rally de Andalucía, donde lo hizo muy bien, demostró un buen control del coche y pudimos ver que tiene talento. Luego, hace un par de semanas, en Ha’il, lo hizo realmente bien. Pude verla conducir en las dunas de manera absolutamente perfecta, con un buen control del coche y también con la velocidad correcta. Así que creo que tiene una buena oportunidad en el próximo Dakar de lograr una buena posición final y le deseo la mejor de las suertes«.
Probablemente, Sanz llega a su primer Dakar en coche con una estructura mejor de la que dispuso en su estreno sobre dos ruedas hace ya más de una década.
Su paso a los coches
“Era el momento de cambiar. Con la edad adquieres una consciencia diferente del peligro. Y, además, necesitaba nuevas motivaciones. Conozco el Dakar, y se cómo funciona en moto, por lo que no creo que para el coche tenga que hacer un planteamiento distinto. Además, el equipo me da muchas garantías. Son muy profesionales y fiables; los mecánicos parecían contentos con mi incorporación, y me han ayudado muchísimo con los set ups del coche”.
Su coche es un Mini Bi-turbo de cuatro ruedas motrices, aunque al no tratarse de la última generación de este vehículo -que sí llevarán pilotos como Przygonski, Krotov o Halpern-, dispone de unos 40 caballos menos y de unas suspensiones no tan evolucionadas como las más recientes.
“Mi primer Dakar en coche supone un reto muy grande y me hace muchísima ilusión. Siempre me he caracterizado por salir de mi zona de confort y probar cosas nuevas, como cuando ganaba en Trial y pasé al Dakar y al Enduro. He llegado a un punto en el que me sentía realizada después de todo lo conseguido en estos 11 Dakar en moto, mucho más de lo que me habría imaginado, y tenía ganas de dar el paso a coches. No obstante, hay muchas incógnitas en esta nueva aventura, ya que es algo nuevo para mí y no tengo todo tan controlado como los últimos años en moto”, ha comentado Laia en la presentación celebrada este miércoles.
Periodista, como Tintin. Cuando empecé a publicar (con 13 años) mis crónicas en la revista Motociclismo, yo quería dar la vuelta al mundo, subirme a la luna en un cohete rojo y blanco y viajar hasta el Tibet en moto.
Un día me llevaron a Montjuic, olí la gasolina y me enamoré. Allí fue la primera vez de casi todo. Y aquí sigo, casi 50 años después, escribiendo y hablando de coches y motos, tras haber pasado por unas cuantas revistas, periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión.
He visto centenares de carreras en todos los circuitos, pistas, carreteras y desiertos de todo el mundo. Y me siguen gustando tanto como aquel primer día. Pero lo del cohete aún lo tengo pendiente.