En el 2006 la marca alemana decidió lanzarse a la aventura de participar en el Rally Transsyberia con un Porsche Cayenne en la categoría 1C, reservada a los vehículos de pasajeros con mecánica de gasolina superior a cuatro litros de cilindrada. Se trataba de una prueba en la que corrían tanto profesionales como aficionados pero que solo admitía coches de serie por lo que se planteaba como una buena tarjeta de presentación de la fiabilidad de aquel entonces joven modelo.
Tomaron la salida dos Cayenne S de fábrica, con apenas algunas modificaciones; en el primero iban el ingeniero de Porsche Jürgen Kern y su copiloto ruso y el segundo lo tripulaba un equipo hispano alemán: Carles Celma y Wolf-Hendrik Unger. La carrera duró más de 10.000 kilómetros y los dos Cayenne terminaron primero y segundo en la clasificación general.
A raíz de ese brillante papel la marca decidió fabricar una serie limitada de 26 unidades que recibieron la denominación Cayenne S Transsyberia destinada a raids. En 2007 fueron 6.200 kilómetros atravesando Siberia y terminando en la capital de Mongolia, Ulán Bator. Volvió a haber representación española. El “spanish team” lo formaban el piloto Pau Soler y la copiloto Laia Peinado y terminaron quintos. Eso le dio pie al equipo a querer ir un paso más allá en la edición de 2008, en la que consiguieron cruzar la meta en segunda posición.
Un Cayenne todoterrenero
Muy similar al modelo serie, el Porsche Cayenne S Transsyberia contaba con las modificaciones necesarias para garantizar la seguridad en competición. En el apartado mecánico, la transmisión de grupo corto reducía la relación final y ofrecía mejores arrancadas y recuperaciones. La gestión de la transmisión también se optimizó para el uso todoterreno.
La suspensión también mejoró para hacer frente a las exigencias de las pistas más duras. El eje delantero vio incrementado su grosor en 34 milímetros, se añadió un bloqueo de diferencial específico, los neumáticos para uso extremo fuera de la carretera y los refuerzos para los bajos. El Cayenne podía vadear torrentes de hasta 75 centímetros gracias a la carrocería, puertas y ventanas selladas y al uso de un snorkel. Además contaba con una jaula de seguridad en el interior que obligó a eliminar los asientos traseros y los paneles interiores de carrocería para aligerar peso.
Lo propulsaba el motor V8 4.8 de serie, con 385 CV y 500 Nm de par asociado al cambio automático Tiptronic S de seis velocidades y a un sistema de tracción integral Porsche Traction Management que podía pasar hasta el 100 % de la potencia a uno de los dos ejes.
Periodista de motor desde hace casi 30 años. También viajo, hago radio, me defiendo con la cámara de fotos, soy un apasionado perico... y tengo un gato que se llama Palpatine. Reivindico el uso realista, responsable y sin dogmatismos del automóvil y de la moto; en ellos viajan el progreso, la libertad y los sueños.