Surgido de los lápices de Gérard Welter en 1983, el Peugeot 205 pasó rápidamente de las calles a la competición acumulando un palmarés más que envidiable en el Mundial de Rallyes entre 1984 y 1986 e imponiéndose en las ediciones de 1987 y 1988 del Rally Dakar.
En 1983, Peugeot estaba considerada como una marca fiable y sólida, centrada en grandes berlinas tradicionales, como los modelos 504 o 505. Una imagen conservadora y algo aburrida con la que se ganó el apodo de “el coche de los notarios” en Francia. Todo cambió, sin embargo, con el lanzamiento del Peugeot 205.
No en vano, desde su irrupción en el mercado el 24 de febrero de 1983 (hace ya 41 años) rápidamente se convirtió en todo un éxito de ventas. Fresco, moderno y, sobre todo, mucho más que un pequeño utilitario. Y es que era un nuevo coche pequeño que sería mucho más que un coche de ciudad. Un coche polivalente, cómodo tanto en ciudad como en carretera, y capaz de transportar a una pequeña familia. Todo ello, por cierto, sin dejar de ser asequible…
Por eso, en nada y menos robó el corazón de millones de hombres y mujeres en todo el mundo.
Por obra y gracia de Welter
La mayoría de los Peugeot anteriores habían sido diseñados por Pininfarina. Sin embargo, el 205 fue obra de la propia marca. El visionario al mando: Gérard Welter, un apasionado de la competición. Pininfarina, eso sí, se ‘consoló’ realizando la versión cabriolet del 205.
A todo esto, su diseño inauguró algunos rasgos distintivos que se encontrarían en posteriores modelos de Peugeot. Por ejemplo, la parrilla con lamas horizontales y la franja situada entre las luces traseras. Muchos, en cambio, recuerdan al 205 por su novedoso interior, obra de Paul Bracq, entonces en la casa francesa.
El Peugeot 205 fue ciertamente pionero en otros muchos aspectos. Sin ir más lejos, fue el primer coche de la marca que incorporó barras de torsión en la parte trasera para ampliar el espacio del habitáculo. También fue el primero en equipar la nueva familia de motores XU. Para ser exactos, el XUD7, un motor de cuatro cilindros de 1.769 cm3 y 60 CV que le convirtió en el primer diésel francés del segmento B. O dicho de otro modo, la versión diésel del Peugeot 205 fue la primera en ofrecer prestaciones equivalentes a las de su homólogo de gasolina, pero con un consumo muy inferior (3,9 l/100 km de media).
Cuando salió, estaba disponible en cuatro motores gasolina y uno diésel. Al año siguiente, la gama se amplió con los legendarios GTI y Turbo 16, así como con una versión de 3 puertas. A ésta, por cierto, le siguió una amplia variedad de versiones que abarcaban desde las más asequibles, como el 205 Junior de 1986, con sus asientos de tela vaquera, hasta las más elegantes, como las versiones Lacoste o Gentry.
Por cierto, el 205 fue el primer Peugeot de su nicho en contar con cambio automático, una opción poco frecuente en el mercado en aquella época.
Peugeot 205 T16: Un auténtico campeón
Como era de esperar, el 205 rápidamente pasó a la competición. Lo hizo bajo el nombre oficial de Peugeot 205 T16. Dicho modelo, por cierto, ya había sido presentado el 23 de febrero de 1983, la víspera del lanzamiento comercial del 205 en Francia. Habían pasado sólo 14 meses desde los primeros bocetos.
Durante ese tiempo, Jean-Pierre Nicolas trabajó intensamente en el desarrollo y puesta a punto de la versión de 200 CV del 205 T16, la que debía fabricarse en serie y ponerse en venta a particulares, para cumplir con la normativa del Grupo B, la categoría reina del Campeonato del Mundo de Rallyes, el actual WRC. En total, se fabricaron 200 unidades, a día de hoy muy cotizadas entre los coleccionistas de vehículos clásicos de la firma del león.
El Peugeot 205 T16, de cuatro ruedas motrices y motor turbo, era un vehículo de 900 kg cuyo bajo peso permitía explotar hasta cotas insospechadas la potencia máxima de 320 CV desarrollada por su motor de 16 válvulas.
A la espera de su desembarco oficial en el Mundial de Rallyes, su estreno en competición fue en el Rallye Terre de Sarlat en 1983.
El WRC a sus pies…
Su llegada a la máxima categoría de WRC se produjo en 1984 hace ahora 40 años y no pudo ser más exitosa. Fue de la mano del francés Jean Todt, responsable años después del equipo Ferrari en la F1. Sin embargo, sería el finlandés Ari Vatanen quien estrenaría el casillero de victorias del Peugeot 205 T16 imponiéndose en casa, en el Rally de los 1000 Lagos. Una hazaña que repetiría poco después en el Rally San Remo y en el RAC Rally, el tradicional cierre de la temporada, dejando claras sus aspiraciones para la temporada 1985.
La campaña siguiente arrancó en Montecarlo, como es costumbre, con Vatanen y el 205 nuevamente en lo más alto. En Suecia, pocas semanas después repetirían triunfo. Sin embargo, sería su compañero y compatriota Timo Salonen quien al manillar del 205 T16 acabaría sonriendo a final de temporada. No en vano, se alzaría con el primer puesto en las citas de Portugal, Grecia, Nueva Zelanda, Argentina y Finlandia. ¿Resultado? Mundial de Pilotos para el finlandés y primer título de Constructores para Peugeot.
En 1986, los 205 T16 de Salonen y Juha Kankkunen, así como el del francés Bruno Saby, impusieron su ley en seis de las diez pruebas. Una hazaña que daría la corona a Kankkunen y el certamen de constructores, de nuevo, a la marca del león.
Desgraciadamente, tras un grave accidente en el Rally de Córcega, la FISA, antecesora de la actual FIA, decidió finalizar abruptamente la homologación de los Grupo B a partir de 1987.
… y también el Dakar
El Peugeot 205 T16 no se resignó a convertirse en pieza de museo. Y por ello puso el punto de mira en participar y ganar la prueba automovilística más exigente del mundo: el Rally París-Dakar. La historia oficial de Peugeot en el actual Rally Dakar comenzó el 1 de enero de 1987, en París. La escuadra del león estaba formada por tres Peugeot 205 T16 y tres super pilotos: el Campeón del Mundo de Rallyes Ari Vatanen, el cuatro veces ganador del Rally Safari Shekhar Mehta, y el rallyman italiano Andrea Zanussi. Pues bien, Peugeot dominó la icónica prueba de principio a fin alternándose Mehta con Vatanen, quien finalmente se impuso en el Lago Rosa.
La edición siguiente se consideraría una de las más duras de la historia. No en vano, de los 603 participantes solo 151 llegaron a meta. Ese 1987 fue, por cierto, el año del debut del Peugeot 405 T16, pilotado por Vatanen y con Bruno Berglund como copiloto. Sin embargo, fue Kankkunen quien se alzaría a la postre con el triunfo al volante de su 205, dando muestras de la competitividad de un automóvil que regresaría al podio, esta vez en el tercer escalón, en 1990.