Pago por uso en autovías, el otro peligro no económico
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Te explicamos por qué la idea del Gobierno de instalar peajes en las autovías puede generar un problema de seguridad al volante
La propuesta del Ejecutivo, ya remitida a Bruselas, de pago por uso en autovías se ha encontrado con la oposición frontal, entre otros, de gran cantidad de expertos y de asociaciones de transportistas, además de un alto porcentaje de conductores particulares.
Este planteamiento del Gobierno que aparece en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia enviado a Europa anuncia que está previsto aprobar la medida, que estará integrada en la próxima ley de movilidad y que se prevé que pueda entrar en vigor en 2024.
El efecto rodeo
Entre los problemas que acarreará esta iniciativa en la carretera se encuentra el efecto rodeo, que consiste en el hecho de que los usuarios de las autovías comiencen a desviarse hacia carreteras convencionales o secundarias para no abonar los nuevos peajes que plantea el Gobierno. Estas carreteras tienen una mayor antigüedad, un desgaste superior y, según se extrae de los datos de siniestros producidos en nuestro país, también son más peligrosas.
Los inconvenientes de esta situación son evidentes, puesto que el pago por uso en autovías comportaría desincentivar la circulación por unas carreteras más seguras y que cuentan además con una inversión pública ya efectuada.
Oposición de los usuarios
El descontento de los conductores con esta posibilidad es claro, sobre todo si se observan los resultados de una encuesta hecha al respecto por el Real Club del Automóvil de España (RACE). Según este informe, el 73,7% de los españoles no estaría dispuesto a pagar en sus desplazamientos habituales por autopistas y autovías. Asimismo, 8 de cada 10 conductores se decantaría por escoger caminos alternativos con el objetivo de no tener que pagar peajes.
Las consecuencias de esta situación en materia de seguridad quedan más que demostradas. Y es que, tal y como se aprecia en otro informe elaborado por la aseguradora Línea Directa, el 64% de los accidentes con víctimas en vías interurbanas tienen lugar en carreteras convencionales. Además, en esta clase de vías se produce nada menos que el 78% de las víctimas mortales y la letalidad es 1,5 veces mayor que la que se registra en autopistas y autovías.
Más accidentes
Tal y como se observa también en este estudio, entre los múltiples accidentes que se producen en las carreteras convencionales y secundarias, se deben señalar sobre todo las salidas de la vía (con el 35% del total de accidentes y el 37% de las víctimas mortales) o las colisiones frontales y frontolaterales (con el 23,5% de los accidentes y el 28% las víctimas mortales).
Por otra parte, desde ASTIC, la Asociación del Transporte Internacional por Carretera, también advierten de un crecimiento de los accidentes a causa de la medida que prevé el Gobierno. Dicha entidad asegura que “este peaje, que afectará a los bolsillos de los conductores, obligará a muchos de ellos a buscar vías alternativas y mucho más peligrosas. Por tanto, el tráfico se derivará a carreteras secundarias, algunas de ellas con déficit de mantenimiento y conservación”.
El ejemplo concreto en la N-II
Una muestra de la diferencia de siniestralidad entre vías de alta capacidad y convencionales se puede apreciar en el caso de la N-II a su paso por Girona. En 2013 se prohibió la circulación de camiones por un tramo de la comentada nacional y quedaron obligados a viajar por la autopista AP-7. Pues bien, ese cambio ha venido acompañado por un 60% menos de siniestralidad desde entonces.
Teniendo en cuenta estas cifras no hay duda de que el efecto rodeo o huida del peaje tanto para coches como para camiones, producido por el aliciente que tendrán para desviarse a carreteras convencionales o secundarias, puede dar lugar al caso inverso, con un aumento de los accidentes.
Costear el mantenimiento de autovías
En la misma línea que ASTIC se encuentra la opinión del director de Seguridad Vial del RACE, Antonio Lucas, que destaca que “el ‘pago por uso’ podría generar que muchos conductores opten por circular por las carreteras secundarias, donde se produce el 78% de los accidentes mortales, de manera que se desincentivaría el uso de las vías de alta capacidad”.
Con respecto a las fórmulas para sufragar los costes de las autovías, Antonio Lucas también destaca que “los conductores aportamos mucho más a las arcas del Estado por tener un vehículo (coche, moto…) de lo que recibimos en materia de conservación y mantenimiento de infraestructuras”.
Ingresos vía impuestos
Siguiendo la misma dirección, desde ASTIC se asegura que “los usuarios de las carreteras españolas -particulares y profesionales del transporte- ya pagamos mucho más de lo que costamos –creación y mantenimiento de las redes viales incluidos– con nuestros impuestos sobre el combustible. Teniendo en cuenta solo el Impuesto Especial de Hidrocarburos (IEH), los usuarios de la carretera generan anualmente unos 11.000 millones de euros de ingresos en las arcas públicas”.
En cualquier caso no hay duda de que, si el Gobierno saca adelante la propuesta de establecer el pago por uso en autovías, los conductores verán como su bolsillo se ve perjudicado en trayectos que antes eran gratuitos. Pero más preocupante aún es el posible incremento de siniestros debido al efecto rodeo que generará esta situación.