Los fármacos más peligrosos al volante

Ciertos medicamentos pueden mermar nuestras capacidades al conducir, por lo que es necesario conocer sus posibles efectos para evitar accidentes

Aunque, a base de hacerlo a diario, ponernos al volante pueda parecer casi un automatismo que realizamos sin esfuerzo, lo cierto es que no es así. Y es que para conducir un vehículo es imprescindible dedicar los cinco sentidos y encontrarnos en perfectas condiciones físicas y mentales. Por eso es tan importante conocer los medicamentos que afectan a la conducción.

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Ello es imprescindible para circular con seguridad y para evitar posibles accidentes con graves consecuencias tanto para nosotros como para aquellos con quienes compartimos la vía. No en vano, cabe destacar que el 5% de los accidentes que se producen en nuestras carreteras están relacionados con el consumo de algún tipo de fármaco.

El problema de la automedicación

Según datos ofrecidos por la Unidad de Programa de Aptitud Física de la DGT, el 25% de la población se automedica, es decir, que toma fármacos sin pasar antes por la consulta de un médico y seguir sus recomendaciones.

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Si a ello le sumamos que aproximadamente el 30% de los conductores se medican sin por ello dejar de conducir y que tres cuartas partes de la población no acostumbran a leer los prospectos de los fármacos que toman, los peligros son más que evidentes.

Grandes riesgos

Dichos peligros aparecen al volante en forma de síntomas generados por ciertos medicamentos como pueden ser la somnolencia, la visión borrosa, las dificultades para concentrarse, los reflejos más lentos, los mareos, los vértigos, la irritabilidad, la falta de coordinación o los desvanecimientos, entre otros.

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Para personas que se encuentren bajo tratamiento debido a alguna enfermedad, éste debe ser prioritario. Por ello, en caso de que los medicamentos que se deban tomar tengan algún tipo de afectación al estado psicofísico del conductor, lo más recomendable es dejar el vehículo aparcado en casa y no dejar de tomarlos con el objetivo de poder conducir. Evidentemente, abandonar el tratamiento supondría una situación totalmente contraproducente para la salud del conductor.

Más edad, más fármacos

En este sentido, cabe señalar el factor añadido que supone el envejecimiento progresivo de la población en nuestro país, lo que provoca que haya más conductores que deben consumir fármacos por patologías más habituales en personas de cierta edad.

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En cualquier caso, siempre debemos ser conscientes de los posibles efectos que puede provocar cualquier medicamento que estemos tomando y, de forma aún más significativa, si nuestro tratamiento requiere la combinación simultánea de diversos fármacos. Ante la duda, siempre debemos solicitar la opinión de nuestro médico.

Uno de cada cuatro medicamentos afecta al volante

Tal y como se asegura desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos de España, casi uno de cada cuatro medicamentos existentes afectan de alguna manera u otra a las capacidades necesarias para ponernos al volante de un vehículo.

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Se trata nada menos que de unos 5.700 fármacos que se encuentran en el mercado y para adquirir una parte de ellos no es precisa una receta médica. Por tanto, el riesgo latente de automedicarse y conducir al mismo tiempo es más que evidente.

Los medicamentos y sus síntomas

Aunque siempre debe consultarse con un médico para tener en cuenta el historial clínico de cada conductor, repasemos los más comunes medicamentos que afectan a la conducción:

  • Ansiolíticos: entre sus efectos se encuentran somnolencia, disminución de la capacidad de reacción y disminución de la atención.
  • Antidepresivos: pueden provocar nerviosismo, somnolencia, ansiedad, visión borrosa y alteración de la coordinación.
  • Hipnóticos: pueden generar somnolencia, disminución de la capacidad de reacción y disminución de la atención.
  • Antigripales y anticatarrales: pueden producir somnolencia.
  • Analgésicos: entre sus efectos pueden originar somnolencia, mareos y disminución de la capacidad de concentración y de reacción.
  • Antimigrañosos: tienen la posibilidad de ocasionar sensación de debilidad, somnolencia y mareos.
  • Antialérgicos: pueden fomentar visión borrosa y somnolencia.
  • Antipsicóticos: entre sus efectos pueden producir somnolencia, cansancio, mareos y agitación.
  • Antiepilépticos: pueden provocar fatiga, somnolencia, mareos, sensación de debilidad y visión borrosa.
  •  –Antiparkinsonianos: entre sus efectos, es posible que originen somnolencia, confusión, espasmos y visión borrosa.
  • Fármacos para prevenir la diabetes: pueden ocasionar hipoglucemia.
  • Antihistamínicos: la capacidad de reacción reducida y la somnolencia pueden ser sus efectos más comunes.

Atención al triángulo rojo

En cualquier caso, siempre hay que leer el prospecto para asegurarse de cada caso concreto. Además, para facilitar las cosas, los medicamentos que afectan a la conducción y que se comercializan en nuestro país integran un pictograma indicativo en su caja.

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Se trata de un triángulo con borde rojo y fondo blanco, con un coche negro en su interior y acompañado de la leyenda “Conducción: ver prospecto”. Cabe señalar que esta indicación no implica una prohibición de la conducción, sino que únicamente supone una advertencia para leer en el prospecto los efectos adversos del fármaco relativos a ponerse a los mandos de un vehículo.

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