Miro los temas que son tendencia en mi cuenta de Twitter, y leo: Alonso, Aston Martin, Bye bye, Ha vuelto, y Alpine.
Nunca un primer vistazo al ranking de lo que lo está petando más en la red del pajarito me había parecido tan concluyente.
Esta mañana cuando me he acercado al kiosko a buscar los periódicos he observado una presencia de la “temática F1” mayor de la habitual en las portadas de la prensa. Y el sábado, lo mismo. Y también el viernes…
Primero he pensado: “arrieros somos…”. Pero luego he caído en la cuenta que la palabra “arrieros” tiene la misma raíz que el vocablo “arribistas”. A un panal de rica miel, cien mil editores acudieron…
Pero hay que ser condescendiente con los pecados veniales, sobre todo con los relacionados con la gula y el sexo. Y hay que ser generoso con quienes los cometen. Había ganas de F1. Ganas de Alonso y de Sainz. Pero sobre todo había ganas de llevarse un buen pedazo de satisfacción a la boca.
Un coche para soñar
De todas las frases que se han dicho este domingo, y de todo lo que hemos escuchado, me quedo con uno de los mensajes que Alonso ha soltado a través de la radio: “This is a lovely car to drive” (“Este es un coche encantador de conducir”). Y no puedo abstenerme de echar la vista atrás y acordarme de otras sentencias que en el pasado retumbaron en los oídos de todo el mundo como un martillazo sobre un yunque candente: “This is a GP2 engine”… Seguro que no se les ha olvidado…
Hay quien dice que el AMR23 es el mejor coche que Fernando ha tenido entre sus manos en la última década. A ciencia cierta no lo sabemos aún, pero lo parece.
Incluso teniendo en cuenta que Sakhir es un circuito especial, con algunas características algo distintas a lo que nos aguarda a partir de ahora, lo visto en el estreno del campeonato ha sido especialmente sugestivo.
En la pretemporada se comprobó el salto cualitativo del equipo Aston Martin. Pero, objetivamente, yo no esperaba que su coche fuera a ir tan bien a la primera de cambio. La experiencia nos dice que por mucho que un equipo invierta (y no olvidemos el límite presupuestario que marca el reglamento), por muchos fichajes de técnicos de relumbrón que se hagan (y los refuerzos en eses sentido han sido notables), y por mucho piloto de campanillas que contrates (y Alonso lo es), los milagros no existen.
Las manos mágicas
El tercer puesto del de Oviedo -su podio número 98 en la F1- tiene un valor extraordinario. Por cómo se consiguió (el 53% de los aficionados lo han reconocido con sus votos para el “Driver of the Day”), por lo que ha motivado al propio Alonso para esta temporada… 22 años después de su estreno en la máxima expresión del automovilismo deportivo, y por como ha insuflado la moral de todos los integrantes del equipo de Silverstone.
Pero hay un dato que no deberíamos pasar por alto: el sexto puesto de Lance Stroll. Les seré sincero: a mi el canadiense nunca me pareció un piloto de una gran calidad, pese a algunos esporádicos destellos que nos ha mostrado a lo largo de su carrera deportiva, que ya empieza a tener un peso específico. Casi tanto como el de la bolsa de dinero de su papá, Lawrence Stroll, propietario del equipo y de un imperio económico más que notable.
Pero tras lo visto hoy en Bahrain, tengo que reconocer que Stroll se ha ganado mi respeto. Por cómo ha ejercido de escudero de Alonso protegiendo sus opciones frente a los ataques de sus más directos rivales (especialmente Russell y su Mercedes), pero especialmente por el “simple” hecho de acabar la carrera.
Lance llegaba a Bahrein in extremis, desmontando a Felipe Drugovic del coche verde justo cuando el brasileño se estaba acabando de abrochar los cinturones. Sin poder hacer pretemporada, casi sin conocer un coche que descubrió apenas 72 horas antes y que sólo conocía de forma virtual a través del simulador.
El rol de Stroll
La lesión que Stroll se produjo en su caída montando en bicicleta le dejó muy maltrecho en sus muñecas (rotas) y una pierna.
Tanto, que su entorno le impulsó a operarse en Barcelona, concretamente en la Clínica Dexeus donde el Dr. Xavi Mir y todo su equipo del Icatme (Institut Català de Medicina Esportiva) suelen hacer milagros con las carrocerías de los pilotos de MotoGP que suelen llegar más que abolladas a esa especie de santuario de Lourdes que son sus quirófanos.
El Dr. Mir, acostumbrado con su bisturí a hacer posible recuperaciones casi para-normales en los pilotos de motos, que son capaces de reaparecer sobre el asfalto a 300 por hora menos de un día después de haberse fracturado una clavícula, por ejemplo (Jorge Lorenzo: Assen, Holanda 2013), no quiso pronunciarse cuando los Stroll le preguntaron si Lance podría correr hoy en Bahrein tras su operación… Pero el bueno del galeno barcelonés no quiso pronunciarse… Y Stroll ha hecho hoy una machada en la carrera inaugural.
Su actuación merece un aplauso casi tan intenso como el que hay que dedicarle a Alonso. Acabar las 57 vueltas de un GP en sus condiciones es una tarea gigantesca, y Lance la ha superado con nota. Otro factor a tener en cuenta en el momento de valorar de lo qué es capaz este coche. Desconocemos donde puede estar el techo del monoplaza verde, y hasta donde van a llegar sus evoluciones a lo largo de la temporada. Pero, por de pronto, ha sido el único coche que en manos de Alonso se ha situado tras la distante estela de los Red Bull y por delante de los Ferrari y los Mercedes. Aviso para navegantes más que contundente. Y si ha permitido a Stroll acabar como lo ha hecho pese a sus limitaciones físicas, malo no debe ser…

Lance Stroll, Aston Martin F1 Team
A echarle Jeddah
Ahora llega en dos semanas el Gran Premio de Arabia Saudí. Jeddah es un circuito muy diferente al de Bahrein donde, cierto, hubo menos adelantamientos de los que esperábamos, pero los que vimos fueron de gran calidad; y donde no apareció el Safety Car como suele hacerlo. La pista saudí tiene curvas de gran velocidad. Es un circuito de mucha “chufa”, donde coches que aquí hemos visto que iban bien, puede que allí no lo hagan tanto… y viceversa. O no. Porque a veces en la F1 pasan esas cosas. No le llamen “milagros”, sino fruto del trabajo bien hecho.
Así, currando a destajo, es como se consigue un “lovely car to drive”.
Y hoy, para terminar y celebrarlo, déjenme que termine con la letra de una canción de los Beatles, pero que no sirva de precedente (yo soy más de los Stones, ¿saben?).
Baby, you can drive my car
Yes, I’m gonna be a star
Baby, you can drive my car
And maybe I love you
(Beep, beep, beep, beep yeah!)
(Beep, beep, beep, beep yeah!)
(Beep, beep, beep, beep yeah!)
(Beep, beep, beep, beep yeah!)
Periodista, como Tintin. Cuando empecé a publicar (con 13 años) mis crónicas en la revista Motociclismo, yo quería dar la vuelta al mundo, subirme a la luna en un cohete rojo y blanco y viajar hasta el Tibet en moto.
Un día me llevaron a Montjuic, olí la gasolina y me enamoré. Allí fue la primera vez de casi todo. Y aquí sigo, casi 50 años después, escribiendo y hablando de coches y motos, tras haber pasado por unas cuantas revistas, periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión.
He visto centenares de carreras en todos los circuitos, pistas, carreteras y desiertos de todo el mundo. Y me siguen gustando tanto como aquel primer día. Pero lo del cohete aún lo tengo pendiente.