El GP de Mónaco no da para más, pero debe ser y es suficiente, sobre todo para Charles Leclerc

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El GP de Mónaco es lo que es y ni tiene ni debe cambiar. Podríamos caer en la tentación tras una carrera de difícil digestión en echar la culpa al escenario y no a los protagonistas, pero hay que mirar las cosas con cierta perspectiva. Las limitaciones del Principado están ligadas al tamaño casi obsceno de los actuales monoplazas y a los neumáticos Pirelli. A partir de ahí, en esta ocasión la fortuna tampoco ha estado de lado del espectáculo.

Porque a partir de todo lo dicho, ni los monoplazas ni los neumáticos ofrecen demasiadas ‘alegrías’ a nivel estratégico, pero el caótico inicio del GP de Mónaco ha anulado cualquier tipo de variante. Miel sobre hojuelas, dicho sea de paso, para Charles Leclerc. El piloto de casa ha roto la maldición ante sus compatriotas y Leclerc por fin tiene la victoria que tanto anhelaba en las calles en las que ha crecido. Además, la Fórmula 1 gana en interés.

El GP de Mónaco en dos curvas

No se puede pedir ni esperar que el GP de Mónaco sea plato principal en la mesa reservada para el espectáculo y la emoción por lo referido, al menos sin la lluvia de por medio, pero en esta ocasión el caprichoso destino ha reducido la carrera a dos curvas. Ese ha sido el espacio surcado por el pelotón hasta que se han juntado el hambre con las ganas de comer, como se dice vulgarmente. Kevin Magnussen y Sergio Pérez, tal para cual. El resultado, un aparatoso accidente que ha paralizado todo.

La bandera roja ante la aparatosidad del accidente ha sido inmediata, lógica viendo cómo ha quedado el monoplaza de Sergio Pérez. Tanto el mexicano como Kevin Magnussen han salido ilesos del percance, como también Nico Hülkenberg que pasaba por allí y también ha salido escaldado. 45 minutos ha tardado la carrera en reiniciarse entre que se han retirado los monoplazas y se han reparado las protecciones. Y poco tiempo ha sido.

Aunque el accidente se ha producido en la parte trasera del pelotón porque Sergio Pérez sigue empeñado en sumar razones en contra de su renovación, de alguna forma este percance ha aclarado en exceso la carrera para los líderes. Con la nueva salida como único punto de tensión, la lucha por la victoria, por el podio o incluso por la zona de puntos quedaba casi resuelta, demasiado para luego tener más de 70 vueltas por delante.

Bandera roja a la estrategia

Al final, la bandera roja en la primera vuelta y el reinicio del protocolo de salida ha permitido que los pilotos que arrancaban con goma media se hayan pasado al neumático duro. Con los dos montados y la normativa cumplida, hacer 75 giros con el compuesto más duro de Pirelli no parecía un gran desafío. Y si en algún momento lo podía ser, sólo bastaba con levantar un poco el pie. El problema es cuando este argumento también ha sido válido para la goma media.

De esta forma, la carrera se ha resuelto a ‘cero paradas’, entendiéndose que el cambio de neumático se ha producido entre una y otra salida. Los únicos pilotos que han pasado por boxes han sido porque tenían espacio suficiente para hacer una parada ‘gratis’ o porque han tenido algún tipo de percance. Al final la bandera roja ha sido casi un semáforo rojo para cualquier componente estratégico. El guion estaba claro y sólo había que seguirlo.

GP de Mónaco
Oscar Piastri ha sumado un valioso podio en Mónaco pese a su encontronazo con Carlos Sainz.

Por ello, Charles Leclerc ha comandado el pelotón a un ritmo contenido, con Oscar Piastri, Carlos Sainz y Lando Norris a su estela. Nadie necesitaba apretar, tampoco tenía sentido cuando no se podía adelantar. Y en este mismo orden han visto la bandera a cuadros, lo que no deja de ser noticia por la victoria de Charles Leclerc en el GP de Mónaco, pero también por la ausencia en el ‘top 5’ de Max Verstappen. Algo que no suele ser habitual.

El ‘renacido’ Carlos Sainz

Para ver el doblete de Ferrari en el podio, con Oscar Piastri entre medias de los dos pilotos de la firma italiana, Carlos Sainz ha tenido que recurrir a una vida extra. El madrileño ha vivido una auténtica montaña rusa de emociones. Los positivos primeros metros del español le permitían meter el SF24 por el interior en la curva 1. Parecía tener la posición ganada a Oscar Piastri, pero en ese momento perdía algo de tracción.

El contacto entre Oscar Piastri y Carlos Sainz era tan leve como inevitable, pero suficiente como para provocar un pinchazo en uno de los neumáticos de Carlos. Se veía obligado Sainz a apartar su monoplaza en la curva del Casino, en lo que parecía un abandono seguro o, al menos, un contratiempo que le dejaba sin ningún tipo de opción. Sin embargo, la bandera roja que tanto ha marcado la carrera ha salvado la participación de Sainz en el GP de Mónaco.

GP de Mónaco
Carlos Sainz ha tenido dos vidas en Mónaco y en la segunda ha subido al podio para participar de la fiesta de Charles Leclerc.

A paso lento, Sainz lograba volver a boxes e integrarse en el nuevo protocolo de salida desde la misma tercera posición que tenía en el arranque inicial. Así lo define el reglamento y eso ha permitido a Sainz en un segundo inicio más tranquilo situarse por detrás de Oscar Piastri para alcanzar el podio. Un resultado notable para Ferrari a nivel de constructores, aunque Carlos se ha mostrado especialmente contento por la victoria de Charles Leclerc en casa.

El ‘doliente’ Fernando Alonso

Mientras que la película de Sainz ha tenido un final feliz, pese a los vaivenes iniciales, el guion ha sido muy distinto para Fernando Alonso. Tras caer eliminado en la Q1 del sábado, Alonso ha logrado ganar un par de posiciones en el primer arranque, aunque no las ha podido cristalizar por la bandera roja y el ‘reset’ de la parrilla. En el segundo inicio también ha ganado terreno, entre otras cosas porque su ex compañero la ha vuelto a liar.

Esteban Ocon no ha podido tomar la salida en la segunda tentativa tras intentar adelantar a Pierre Gasly antes del túnel en la primera vuelta, tocarse y salir catapultado un par de metros hacia el cielo, rompiendo la suspensión del Alpine en su caída. Con todo, tampoco Alonso ha logrado progresar lo suficiente, más allá de esta posición ‘extra’, para soñar con puntuar en las calles del Principado. Como se suele decir, todo lo que podía salir mal ha salido mal.

GP de Mónaco
Fernando Alonso ha sufrido en las calles de Mónaco. Aston Martin sigue en caída libre.

Con Lance Stroll por delante, Alonso ha decidido sacrificarse para abrir espacio suficiente para su compañero para que el canadiense pudiera parar y volver a pista en la misma posición y con terreno libre para atacar. Salía a la perfección la estrategia, de no ser porque un par de giros después Lance Stroll sufría un pinchazo. Fernando Alonso heredaba la undécima posición de Lance y cruzaba meta pensando incluso que era décimo. Ni su habitual capacidad analítica hoy ha funcionado.

Mónaco, como Imola, no es el problema

Para terminar con Alonso, el asturiano para mal o para bien siempre es muy claro y el tirón de orejas a Aston Martin es evidente. Al empezar el GP de Mónaco reconoció que su pilotaje no había estado a la altura en Miami e Imola, pero al acabar ha remarcado que el AMR24 tampoco ayuda. El monoplaza es muy nervioso e incluso errático en ciertas situaciones, lo que en las calles de Mónaco es un dolor de muelas.

Y siguiendo esta línea de franqueza, para volver a la idea inicial, sería un error echar la culpa al escenario de lo que en realidad es responsabilidad de los actores. El circuito de Mónaco tiene unas limitaciones claras, pero serían mucho menos evidentes con monoplazas más compactos y unos neumáticos que tengan degradación. Para muestra la Fórmula 2 y la Fórmula 3, donde sí se ha visto algún adelantamiento fruto del desgaste de los neumáticos. Nada del otro mundo, pero algo que llevarse a la boca.

GP de Mónaco
Mónaco es lo que es, como también Imola. El foco debe ponerse en los actuales monoplazas.

Porque ni Mónaco ni Imola son circuitos a eliminar por mucho que haya voces que así lo pidan. Al menos no para meter en el calendario el enésimo circuito urbano sin alma como Jeddah o Miami. Al final, el GP de Mónaco tiene una identidad muy marcada, pero también única y que no se puede igualar pese a los intentos por trasladar el glamour a otros escenarios. Además, Mónaco es pura historia de la Fórmula 1 y no conviene olvidarlo.

Sobre el autor

Fernando Sancho Gadea

Sanitario de vocación, redactor casi por ‘accidente’. Apasionado del mundo del motor, sobre todo si huele a competición. Comencé siguiendo la Fórmula 1 desde pequeño y acabé disfrutando de la esencia de muchas otras categorías, hasta tal punto de hacerlas mías. He tenido la suerte de cubrir en directo Grandes Premios de Fórmula 1 y de MotoGP, rallies del WRC y pruebas del WTCC, del DTM y del WEC. Este mismo año he podido debutar en las 24 Horas de Le Mans, por lo que mi único sueño por cumplir es poder informar de un Dakar en directo, desde el desierto.
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