“Farretti” vuelve a la carga. Y nunca mejor dicho, porque este año deberá transportar 40 kilos más de material en su Can-am del equipo South Racing. “Después de terminar segundo con David Oliveras en mi primer año con un buggy, en mis otras dos participaciones en el Dakar he tenido que trabajar para mis compañeros. Pero estoy acostumbrado a ello desde que ya en motos tenía que cumplir como mochilero de Marc Coma o de Chaleco López”, dice sin ningún tipo de acritud Gerard Farrés, a punto de participar en su decimoquinto Dakar, el cuarto sobre cuatro ruedas.
El piloto de Manresa es consciente que “poder correr este año ha sido como un milagro para mi. No dispongo de ningún patrocinador, y sin embargo el equipo confía en mi poniendo a mi disposición todos sus medios. Pero, a cambio, tengo que llevar recambios en mi buggy por si algún compañero los necesita.”
Atento a lo que pueda necesitar su equipo
Las condiciones son duras para alguien que sabe qué es subir al podio del Dakar, con un tercero en motos y el comentado segundo en buggys. “Pero… ¿qué hago? Esto, ¿o me quedo en casa viéndolo por la tele? Yo disfruto con lo que hago, y encima puedo vivir de ello… Toda mi vida ha sido muy dura, y poder competir siempre me ha costado muchos esfuerzos y sacrificios. Yo vengo de una familia humilde, y eso me ha enseñado que hay que ser agradecido con todo el mundo. Este camino lleno con tantas piedras me ha hecho ser así. Yo amo este deporte, y asumo las condiciones que suponen este tipo de vida. Me encantaría tener un patrocinador de un millón de euros, pero no lo tengo. Así que toca lo que toca”, reflexiona desde el McDonalds de Vic, donde tienen expuesta la Yamaha con la que debutó en el Dakar en 2006.
“Siempre me he sacrificado por ayudar a mis compañeros de equipo, pero alguna vez no he sido correspondido. El año pasado, por ejemplo, lloré e incluso vomité de rabia dentro del coche al ver que quien podía no me echaba una mano…» dice sin ningún atisbo de rencor. “Este año tendré que atender lo que puedan necesitar el americano Austin Jones, el polaco Aaron Donzala, y la australiana Manny Taylor, que, como yo, correrán con buggys T4, y tal vez tenga que estar pendiente también de Chaleco López, que aspira a la victoria en T3. Pero mi jefe me ha dicho: “Go fast, but safe”. Y es lo que haré, planteándome una carrera de menos a más.”
Farretti corre en un equipo muy potente, donde además de estos cinco coches citados, se atiende las necesidades de otros treinta clientes que también conducen buggys Can Am. La mayoría dentro de la categoría T4, reservada a vehículos con una producción en serie mínima de 500 unidades, y con una velocidad punta de unos 125 km/h, unos diez menos que los prototipos que se alinean en la T3.
Diego Ortega, nuevo copiloto de Farrés
Este año Farrés estará acompañado de Diego Ortega como copiloto, en substitución de Armand Monleón: “Los buenos copilotos -y Armand lo es- tienen la oportunidad de progresar más rápido que nosotros, los pilotos, y por ello este Dakar ya hará el salto a un coche de la categoría T1”.
El equipo se ha encargado de la contratación de Diego, con quien Gerard se muestra encantado, ya que es ingeniero mecánico “y además pesa veinte kilos menos que Armand”. Ambos han tenido ocasión de hacer un buen trabajo de preparación para solucionar cualquier avería que pudiera surgir durante la ruta. “A mí no me gusta la mecánica, nunca lo he escondido, pero el trabajo hecho con Diego en Portugal me aporta mucha confianza y me da una cierta tranquilidad”.
Las limitaciones presupuestarias de Farrés condicionan que, a lo sumo, pueda hacer dos o tres carreras al año, no más. “Por supuesto que me gustaría llegar a la carrera con más kilómetros de rodaje con Diego en el cuerpo… pero hemos preparado bien la manera de cantar las notas, y la compenetración dentro del coche es muy buena”.
«Laia se lo merece porque nadie le ha regalado nada»
Farrés muestra una gran admiración por el paso de Laia Sanz a los coches: “Lo de Laia es un sueño. Se lo merece porque nadie le ha regalado nada. Mi sueño también sería correr algún día con un T1, y creo que a mi edad (42 años) todavía puedo seguir aspirando a ello, pero de momento me conformo con disfrutar de los pequeños objetivos que me ofrece el día a día. Pero hoy estoy cagado con el riesgo de pillar el Covid. ¡Qué empiece esto ya, por favor!”
Llegará el momento en que ese sueño se hará realidad. Y serán otros los que tendrán que llevar tu carga, Farretti. Y muchos más los que deberán estar cagados, no por el Covid, sino por ti.
Periodista, como Tintin. Cuando empecé a publicar (con 13 años) mis crónicas en la revista Motociclismo, yo quería dar la vuelta al mundo, subirme a la luna en un cohete rojo y blanco y viajar hasta el Tibet en moto.
Un día me llevaron a Montjuic, olí la gasolina y me enamoré. Allí fue la primera vez de casi todo. Y aquí sigo, casi 50 años después, escribiendo y hablando de coches y motos, tras haber pasado por unas cuantas revistas, periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión.
He visto centenares de carreras en todos los circuitos, pistas, carreteras y desiertos de todo el mundo. Y me siguen gustando tanto como aquel primer día. Pero lo del cohete aún lo tengo pendiente.