En los primeros ocho meses de 2024, la producción de vehículos en ha caído un 1,5% en comparación con el mismo periodo de 2023 (enero-agosto), lo que refleja un escenario preocupante para la industria automotriz. Este descenso es parte de una tendencia que ha persistido durante los últimos cuatro meses, acumulando 1,58 millones de unidades fabricadas hasta agosto. Las cifras muestran que tanto el mercado interno como el de exportación están sufriendo una desaceleración que impacta profundamente en el sector.
Una de las principales causas de esta disminución en la producción es la baja demanda de vehículos en los mercados europeos. Países clave como Alemania, Francia y el Reino Unido han experimentado caídas en las ventas, lo que afecta directamente a las fábricas, que operan bajo pedido y no mantienen grandes stocks.
Esta estrategia de fabricación, que busca eficiencia, amplifica los efectos de cualquier contracción del mercado, ya que cualquier descenso en la demanda se refleja inmediatamente en una reducción de la producción.
Otra causa significativa es el estancamiento en la adopción de vehículos electrificados. La cuota de producción de estos modelos ha disminuido un 2,8% en lo que va de 2024, representando solo el 8,8% de la producción total.
A pesar del impulso hacia la movilidad sostenible, la incertidumbre regulatoria, las preocupaciones sobre la infraestructura de recarga y los precios desorbitados están frenando las ventas de vehículos eléctricos.
Caen también las exportaciones
Las exportaciones de vehículos europeos han caído un 2,2% en los primeros ocho meses de 2024, con 1.421.058 unidades enviadas al exterior. Esta reducción refleja la caída de la demanda en mercados clave como Alemania, Francia y Reino Unido.
En julio, se exportaron 171.811 vehículos, un 5,4% menos que en 2023, y en agosto, el descenso fue aún más pronunciado con un 17,7% menos, totalizando 77.038 unidades. Estos datos subrayan las dificultades de la industria, que no solo enfrenta una baja demanda de vehículos de combustión tradicional, sino también de vehículos electrificados.
España, que representa el 20% de las exportaciones al ser el segundo mayor productor del continente, también muestra retrocesos en las exportaciones.
A pesar de algunos aumentos puntuales en mercados como México (76%) y Países Bajos (70%), la mayoría de los destinos muestran caídas considerables, como Turquía (-33%) y Reino Unido (-38%).
Europa sigue siendo el principal destino de exportación de los vehículos producidos en nuestro país, representando más del 93%, pero la desaceleración en las ventas dentro del continente está afectando la capacidad de producción y el equilibrio financiero de las fábricas, que dependen en gran medida de las exportaciones para mantener sus operaciones.
La producción por tipo de combustible
La caída en la producción varía según el tipo de vehículo y la fuente de energía que utilizan. En el caso de los turismos, la producción en julio fue de 145.956 unidades, una caída del 9,3% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que en agosto la producción cayó un 22,4%, con 55.442 unidades. Los vehículos comerciales e industriales también han experimentado descensos, con una reducción del 12,7% en julio y del 11,9% en agosto.
Respecto a la producción de vehículos electrificados (eléctricos puros, híbridos enchufables y otros de bajas emisiones), la caída ha sido más notable. Aunque en el acumulado anual se observa un aumento del 15% en la producción de este tipo de vehículos, julio y agosto han visto descensos significativos.
En julio, la producción de vehículos electrificados cayó un 19,6%, y en agosto la caída fue aún más pronunciada, alcanzando el 48,6%. Esta baja demanda, tanto interna como externa, plantea un reto para la transición impuesta por Europa, que no hace más que dar signos que muestran que las cosas no se están haciendo bien.
La inflación sigue al alza en la automoción
La caída en la producción no solo afecta a los volúmenes de fabricación, sino que también tiene repercusiones en la situación económica de muchas marcas automotrices. La inflación ha disparado los costes de producción, lo que ha obligado a los fabricantes a subir los precios de los vehículos.
El resultado es que muchos consumidores no pueden permitirse comprar coches nuevos y el parque móvil sigue envejeciendo (especialmente en España) agravando aún más la crisis del sector.
Además, la subida de precios está afectando de manera desproporcionada a los vehículos electrificados, que ya de por sí tienen un coste más elevado que los modelos de combustión interna.
La falta de incentivos financieros y la incertidumbre sobre el futuro del vehículo privado han contribuido a una reticencia generalizada entre los compradores. Según José López-Tafall, director general de ANFAC, “la duda es enemiga de la decisión de compra. Es necesario dar certidumbre y estabilidad regulatoria a ciudadanos y empresas, y esto es más difícil cuando públicamente se lanzan algunos mensajes muy negativos sobre el futuro del vehículo privado”.