La CE solo da 14 años para la transformación completa de la industria del automóvil y redes de carga en Europa
La Comisión Europea acaba de plantear un plan de 12 puntos para combatir contra el cambio climático para reducir en un 55% las emisiones de CO2 en 2030 y dar un paso más hacia el objetivo de la neutralidad climática en el 2050, y como siempre el sector del automóvil vuelve a ser el objetivo más fácil para los legisladores. Uno de los principales puntos de actuación contempla la prohibición de fabricación y venta de cualquier vehículo con motor térmico en 2035 y eso incluye tanto motores de gasolina y diésel, como los actuales híbridos.
Este plan incluye tanto vehículos de uso personal como profesional, aunque de momento las motos quedarían excluidas y siempre se habla de coches nuevos, pues no se prohibirá el uso de los vehículos térmicos que ya estén en el mercado hasta ese momento.
Propuesta arriesgada para fabricantes y usuarios
Se trata de una apuesta muy arriesgada y que tiene importantes trabas en muchos puntos, en especial en la infraestructura. Actualmente el 70% de los puntos de carga eléctrica de toda Europa se concentran en tres países que son Alemania, Francia y Holanda, quedando el resto de la CE con una carencia difícil de suplir en solo 14 años, más cuando el plan incluye objetivos como colocar puntos de recarga de coches eléctricos a no más de 60 km entre uno y otro y de 150 km en el caso del repostaje de hidrógeno, además de hacerlo en la suficiente cantidad para poder suministrar energía al supuesto creciente parque de vehículos de emisiones 0.
Por otro lado, eliminar todos los motores térmicos en 2035 también obliga a un cambio radical en las políticas de producción de las propias marcas, un proceso que algunos los constructores ya habían adelantado en algunas de sus factorías con la intención de adecuarse al calendario 2050, pero que ahora se convierte en una inversión ineludible y casi inmediata para todas y cada una de las factorías en territorio europeo o de fuera de la CE que quieran vender en el Viejo Continente.
Las ayudas cuantiosas, pero pagando a medias
Para ello Europa pretende destinar 72.000 millones de euros bajo un Fondo denominado Clima, que durante siete años se destinará a los países con más dificultades en la creación y transformación energética y que pretende subvencionar el 50% de los proyectos y obligando a dichos países a aportar el otro 50%.
Teóricamente para España la parte del pastel se quedaría en un 10,5% de dichas ayudas europeas, es decir 7.500 millones de euros que se tendrían que duplicar con las arcas españolas.
Y encima con muchos novios
No obstante, la totalidad de estos 72.000 millones no está destinada a la electrificación e hidrogenación de los vehículos o para crear una estructura de carga eléctrica sostenible y lógica, sino que también contempla otros proyectos como la sustitución de sistemas de climatización domestica e industrial más contaminantes, así como la transformación energética del transporte, incluido el marítimo y aéreo, por lo que la fuerza de esta ayuda económica se diluye de cara al sector del automóvil.
Otro aspecto que no ha gustado es que desde la Comisión Europea también plantea gravar con un impuesto extra todos los productos no europeos que no cumplan con medidas contra la lucha del cambio climático. Un gravamen que se denomina CBAM (Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera por su acrónimo en inglés) que afectaría a productos tan esenciales como el acero, el aluminio, el cemento, la electricidad y por supuesto los combustibles sólidos, es decir toda la gasolina y diésel que se importa a la EU.
¿Pagaremos los de siempre?
Desde la Bruselas dicen que es para evitar la competencia desleal de los productores europeos frente a otros mercados que no cumplen estas leyes de cambio climático, pero que inevitablemente, se traducirá en un incremento de precios finales para el consumidor europeo, por no hablar de las tensiones económicas con proveedores tan importantes como China o Rusia.
De momento este proyecto que incluye eliminar todos los motores térmicos en 2035 se ha presentado como un paquete de propuestas legislativas que deberá acabar de negociarse y aprobarse con los diferentes estados europeos, aunque desde el Gobierno de España ya se ha anunciado un plan de modernización energética que va muy en la línea europea.
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