Derramar una bebida en nuestro coche puede acarrear consecuencias que oscilan entre olores persistentes hasta costosos fallos en el sistema electrónico.
Los que peinamos alguna cana recordamos con cierta nostalgia y cariño una de las campañas televisivas de prevención de la DGT más icónicas. Sí, hablamos como no de la mítica ‘Si bebes, no conduzcas‘, frase con la que el cantante Stevie Wonder nos recordaba que no hay que mezclar alcohol y conducción. Aunque no siempre fue así.
Pues bien, dicho eslogan de 1985 nos viene que ni pintado para poner sobre la mesa uno de nuestros hábitos más perjudiciales para con nuestros vehículos. Y es que quién no se ha tomado un trago de agua o bebida refrescante dentro de su coche alguna vez.
Beber –cosas sin alcohol, por supuesto– dentro del coche, en parado, o siempre y cuando no seamos el conductor, no es malo de por sí. Pero sí que lo puede llegar a ser derramar bebida en su interior. Hablamos de consecuencias que oscilan entre olores persistentes hasta costosos fallos en el sistema electrónico.
Trata a tu coche como a tu portátil
No verteríais una taza de café en tu portátil, ¿verdad? Pues… ¿por qué tratais tu coche de manera diferente?. Esta sencilla reflexión expresa el serio problema que suponen los derrames de líquidos en los vehículos. Seguiremos con el ejemplo.
Imaginad que vais apurados al trabajo, con un café caliente en la mano. Un frenazo repentino hace que vuestra bebida se desparrame por el coche. Molestos, pero sin tiempo, secáis lo que podéis con una servilleta y prometéis limpiarlo adecuadamente más tarde. Bueno pues, ese derrame accidental podría estar causando daños que ascienden a cientos, si no miles, de euros. No en vano, una de cada dos personas ha derramado una bebida en el suelo o la tapicería de su coche. Para ser exactos, el 53% de los encuestados.
A diferencia de los portátiles o los smartphones –sobre todo si estos últimos son de gama alta–, la mayoría de las personas no nos damos cuenta de que nuestros coches también están compuestos de complejos sistemas electrónicos. Los interiores empapados en líquido pueden llevar a la corrosión y comprometer la funcionalidad de dispositivos importantes.
Consecuencias esperadas e inesperadas de derramar bebida
No solo son los daños visibles los que deberían preocuparnos. ¿Por qué? A continuación, os enumeramos las posibles consecuencias, esperadas e inesperadas:
– Manchas y olores. El impacto más inmediato y evidente es una mancha, a menudo acompañada de un desagradable olor persistente si el líquido se seca en la tela.
– Crecimiento de moho. Si no se seca y limpia rápidamente, la humedad residual puede dar lugar a moho y hongos, agravando el mal olor e incluso comprometiendo la calidad del aire dentro del coche.
– Mal funcionamiento de dispositivos electrónicos. Los líquidos derramados pueden llegar a los complejos sistemas electrónicos. Esto podría llevar a lecturas erróneas, cortocircuitos en el sistema o la falla total del dispositivo.
Ciertamente, estas consecuencias pueden ser graves, costosas y llevar mucho tiempo para solucionarlas. Pero aún peor, los derrames de líquidos pueden incluso tener serias implicaciones de seguridad. Y es que si derramamos accidentalmente un líquido conductor en la unidad de control electrónico… podría desencadenar un mal funcionamiento en sistemas vitales.
Más vale prevenir que curar
¿La solución? Os dejamos tres recomendaciones:
– Usad recipientes a prueba de derrames para las bebidas y aseguraos de que estén bien sujetos en los portavasos antes de empezar a conducir.
– Si ocurren derrames, en lugar de simplemente limpiar el líquido visible, considerad usar una aspiradora de líquidos/secos para aseguraos de eliminar la mayor cantidad de humedad posible debajo de la superficie.
– La limpieza regular del interior también puede reducir los riesgos. Una limpieza profunda cada seis a doce meses puede ayudarte a evitar la humedad persistente y el posible crecimiento de moho.
Después de todo, ¿no es mejor evitar una situación pegajosa que quedarse atrapado en una?