Tras el GP de Brasil, todos los fantasmas que fueron apareciendo en las últimas carreras alrededor de las opciones de Aston Martin se desvanecieron. Y el mejor ‘cazafantasmas’ de todos fue, como no podía ser de otra manera, Fernando Alonso.
Cuando todo parecía olvidado, cuando la victoria 33 se había convertido más en un meme que en una realidad, cuando el Aston Martin nos recordaba más al McLaren que a los podios de principio de temporada, ahí estaba él. Ahí estaba Fernando Alonso para dejarnos claro que el día que el AMR23 volviera a funcionar él pondría el resto. Y así es como se cuenta su sexto podio de la temporada tras ser tercero en Brasil con una lucha épica contra Checo Pérez.
Después del GP de México, cuando Alonso se bajaba del coche antes de llegar a meta por segundo fin de semana consecutivo, las expectativas para el final de temporada eran nulas. Yo me incluyo dentro de este grupo en el que se confiaba muy poco, o incluso nada, en volver a ver al bicampeón en el podio. Pero Interlagos siempre trae sorpresas y las mejoras de los de Silverstone funcionaron a la perfección.
Después de una digna salida desde la segunda línea, junto con el abandono de Leclerc y la degradación extrema de los Mercedes, cabía un rayo de esperanza. Mientras Pérez empezaba a remontar, Alonso exprimía un ritmo inesperadamente bueno que solo los Red Bull y Norris podían superar. Y lo más positivo es que Stroll, que lleva un calvario de año, pudo exprimir también un ritmo nunca visto por parte del canadiense. Algo sin duda esperanzador. Pero la verdadera obra de arte está en ese duelo final.
Imola 2.0
Solo uno de los mejores pilotos de la historia es capaz de ser tan inteligente cuando te está apretando uno de los coches más dominantes de la historia de la Fórmula 1. La forma en que el español dejaba los vértices de la curva para alargar la trayectoria y coger la velocidad suficiente para que el mexicano no lo atrapara en recta ni con DRS, fue algo sublime y así aguanto unas 20 vueltas.
Verle defenderse como si le fuera la vida en ello nos trasladó a los más nostálgicos a esa carrera en Imola del año 2005 donde el asturiano, a bordo del Renault, aguantó a todo un Michael Schumacher y su Ferrari con gomas más frescas para alzarse con un triunfo épico. Pero la diferencia es que en Brasil los adelantamientos son más factibles y hace años no había el DRS. El propio Alonso lo comentó en rueda de prensa: “fue más sencillo porque no había DRS en esa época”, comentaba entre risas.
Pero sin duda estamos hablando de una versión mejorada porque en Imola en ningún momento cedió la posición y el pasado domingo sí. Cuando Pérez consiguió pasarlo en la penúltima vuelta lo fácil era pensar que se acabó. Que moría en la orilla. Lo pensamos todos menos Fernando. Por eso se pegó como un jabato, se preparó la segunda zona de DRS de forma magistral y le quitaba las pegatinas al RB19 del mexicano asombrando al mundo. ‘Checo’ cruzó la meta a 328km/h, 26km/h más rápido que el bicampeón y tan solo hubo una distancia entre ambos de 4 metros y medio. Las 53 milésimas que separaron a ambos en línea de meta ya forman parte de una leyenda que no se cansa de añadir capítulos.
¿Y ahora qué?
Esta es la gran pregunta que surge alrededor del futuro de Alonso con Aston Martin. Después de unos días llenos de rumores sin fundamento surgidos por la propia histeria colectiva, queda claro que el futuro del español pasa por el equipo británico. Le queda un año de contrato como mínimo y solo se piensa en luchar.
Ya vimos que Mike Krack y compañía son capaces de diseñar un monoplaza veloz. Si no, giremos la mirada atrás y fijémonos en los test de Baréin. Ahora falta que mantenga la ilusión durante toda la temporada. En este Mundial ya llevan ocho podios y es algo que firmábamos todos antes de empezar. Pero estábamos tan sedientos de resultados que no nos conformábamos con un buen arranque.
Hemos visto que las mejoras, tras semanas de pruebas y errores, parecen funcionar. La base es buena. Nosotros debemos aprender a tener más paciencia. No se gana de la noche al día. Pero no dudamos que si se le da la oportunidad a Alonso con un buen monoplaza, él hará el resto. Nosotros solo debemos gozarlo. Como hicimos en Interlagos después de tanto tiempo.