8 errores con el coche que pueden salirnos muy caros
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Si evitamos una serie de prácticas de forma cotidiana podremos ahorrarnos numerosas averías con nuestro coche que pueden acabar siendo graves y caras
En el día a día al volante, existen diversas prácticas no recomendadas que, en un principio, parecen simples pero que pueden acabar saliéndonos muy caras. Por eso es importante tenerlas en cuenta para evitarlas y no llevarnos un disgusto debido a averías evitables.
No cambiar el aceite y el filtro cuando toca
Cabe recordar que el aceite y el filtro deben cambiarse según dos parámetros diferentes, que son los kilómetros recorridos y el periodo de tiempo que haya transcurrido desde la última sustitución. Un fallo que no debemos cometer es retrasar el cambio de aceite y filtro por no haber hecho el número de kilómetros estipulados pues, como hemos comentado, el tiempo también es significativo.
Y es que el paso del tiempo hace perder calidad al aceite sin importar la distancia recorrida con el coche durante un periodo concreto. Hay que tener en cuenta que no hay un tiempo concreto genérico para cambiar el aceite de un coche, ya que dependerá de factores como el modelo o su año de fabricación.
Conducir con el depósito en reserva
Unas veces por las prisas y otras por desidia, puede ocurrir que en nuestro coche se nos encienta el indicador de reserva de nuestro depósito de combustible antes de pasar por la gasolinera. Si nos pasa alguna vez no será crucial, pero no es nada recomendable que se convierta en práctica habitual.
Y es que, a la larga, puede tener consecuencias nada agradables como obstrucciones en los filtros y en los inyectores así como averías en la bomba, entre otras. Hay diversos motivos que explican estas situaciones, como el hecho de que en los litros finales de combustible se van acumulando impurezas o el incremento de la temperatura de la bomba, pues esta se refrigera con el propio combustible. A menos combustible, más se calentará dicha bomba.
Ignorar los testigos del coche
Es muy poco recomendable no hacer caso a los testigos luminosos del coche que pueden encenderse en el cuadro de instrumentos del vehículo, pues tienen la función de avisarnos del estado del automóvil. Hoy en día, con los modelos más nuevos, este factor toma aún más relevancia, pues los fallos electrónicos que pueden mostrarse mediante testigos pueden tener consecuencias en el funcionamiento general del coche, sobre todo en el motor.
Debemos considerar que el significado de cada testigo aparecerá siempre en el manual del propietario del vehículo, por lo que es importante llevarlo siempre en la guantera por si se enciende alguno de ellos.
Estacionar encima de bordillos
Otra de las averías evitables llega en el momento de aparcar, pues la práctica de subirnos de forma habitual a los bordillos puede acabar saliéndonos cara a largo plazo, así como dejar la rueda en contacto permanente con esta parte de la acera.
Si lo hacemos podemos acabar perjudicando no solo los neumáticos sino también las llantas, los rodamientos, la dirección o la suspensión. Por este motivo, y aunque en ocasiones subirse al bordillo pueda parecer más práctico para aparcar con menos maniobras, lo cierto es que esta decisión puede tener consecuencias desagradables a la larga.
No prestar atención al líquido refrigerante
A veces se presta mayor atención a algunos fluidos como el aceite o el líquido de frenos en detrimento del líquidorefrigerante, e incluso algunos conductores lo suelen recargar con agua. No obstante, este líquido es relevante para el buen funcionamiento del motor, sobre todo de cara a regular su temperatura.
Cuando el nivel del líquido refrigerante es bajo, el riesgo de exceso de temperatura y de averías se incrementa. Sin importar cuánta cantidad de este fluido nos quede en el vehículo, es recomendable cambiarlo cada 2 años o 40.000 kilómetros, pues es cuando sus propiedades disminuyen.
Mantener las luces encendidas una vez apagado el motor
Si bien buena parte de los automóviles recientes ya disponen de apagado automático, es igualmente aconsejable apagarlas de forma manual antes de apagar el motor y de abandonar el vehículo.
En caso de que el coche no cuente con el comentado sistema de apagado automático, no solo se pueden llegar a fundir las bombillas sino que se puede descargar la batería y generarse un fallo en el motor de arranque de cara al próximo uso del coche.
Apagar el motor justo después de un viaje largo
Otra de las averías evitables llega la mala de costumbre de apagar el motor inmediatamente. Puede parecer algo de poca importancia pensar en cuándo apagamos el motor tras hacer muchos kilómetros pero realmente no es así, principalmente en automóviles que integran turbo.
Y es que es aconsejable dejar el motor unos minutos al ralentí, pues esta práctica hará descender la temperatura del turbo de forma progresiva y también hará posible que continúe lubricándose a lo largo de ese periodo.
Conducir con los neumáticos en mal estado
Los tres errores más habituales en este ámbito son llevar los neumáticos con poco dibujo, con presión demasiado baja o con presión excesiva. En el primer caso, hay que tener siempre presente el desgaste que se genera en ellos a base de kilómetros. Cuando el dibujo sea inferior al establecido por seguridad, estaremos arriesgándonos a que la pérdida de adherencia, sobre todo en firme mojado, pueda provocar que suframos un accidente.
Por su parte, la baja presión puede tener múltiples consecuencias negativas como grietas en los laterales de los neumáticos, mayor consumo de combustible o un calentamiento excesivo a causa de una refrigeración interna insuficiente. Estas situaciones pueden provocar un peligroso reventón. Mientras tanto, llevar más presión de la cuenta puede generar pérdidas de adherencia y un desgaste irregular de la banda de rodadura. Tras haber repasado estos 8 errores con el coche que pueden salirnos muy caros, será relevante tenerlos en cuenta de cara al futuro para ahorrarnos averías evitables.