Así es, acaba de saltar la noticia. Esta temporada Albert Costa participará en LMP2 con InterEuropol y también con Ferrari en los GT3.
“Hay vida más allá de la F1”, me dijo en su momento el recordado Fermín Vélez. El “Petit Suisse” -como se le conocía en sus tiempos de las carreras de montaña como fiel escudero del legendario Juan Fernández– fue uno de los primeros pilotos españoles capaces de convertirse en profesionales del automovilismo más allá del ámbito de los monoplazas.
Quien fuera Campeón del Mundo de la Clase C de Sport Prototipos (en 1987 y 1989, con un Spice) no sólo fue el primer piloto nacional capaz de ganar un campeonato del mundo, sino también el pionero que abrió el camino a diversos deportistas de este país que supieron ganarse la vida como profesionales del volante, bien con los sport-prototipos o con los GT: Jesús Pareja, Tomás Saldaña, Jordi y Marc Gené, Antonio García, Miguel Angel Burgueño, Miguel Angel De Castro, Lucas Ordoñez y más recientemente la generación de los Dani Juncadella, Andy Soucek, Miquel Molina, Alex Riveras, o Albert Costa.
Si la montaña no va a Mahoma…
Este último será noticia en las próximas horas cuando se hagan oficiales sus planes para la temporada que está a punto de comenzar.
Tras una estancia de casi cuatro años como piloto oficial de Lamborghini, y a la vista de que el coche de la marca de Sant’Agata Bolognese había perdido competitividad de forma notable frente a la competencia, a finales de 2022 llegaba el momento de plantearse un cambio de aires. Y así ha sido.
Que los GT están de moda es una realidad evidente. Y que en ellos un piloto español como Dani Juncadella es el nombre que anda en boca de todos, también.
Pero no es menos cierto que los coches de Le Mans están despertando en los últimos tiempos un interés rejuvenecido como hacía tiempo que no veíamos. Los cambios de reglamento, y la entrada en escena de cada vez más constructores han disparado las inscripciones en las carreras de resistencia, y con ello se ha abierto un nuevo universo de posibilidades para los pilotos pro del momento.
Este es el caso de Albert Costa, que no ha dejado pasar la ocasión que hoy mismo se hará pública.
… Mahoma va a la montaña.
Efectivamente, esta misma mañana se conocerá que el piloto de Les Corts (Barcelona) participará en el WEC dentro de la categoría LMP2 con un coche del equipo InterEuropol.
Se trata de una estructura de origen polaco con una notable experiencia en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA, las European Le Mans Series, el Asian Le Mans Series o la Le Mans Cup entre otras competiciones de endurance.
El campeonato de Costa comenzará en breve con la carrera de Sebring (USA), a mediados de marzo. En total serán siete citas hasta el mes de noviembre, entre las que destacan las 24 Horas de Le Mans del segundo fin de semana de junio.
Albert, que ha corrido en otras pruebas de larga duración, llevaba mucho tiempo persiguiendo el sueño de correr en la mítica carrera del Automobil Club de l’Ouest, un objetivo que hará realidad a finales de esta próxima primavera con ocasión, además, del centenario de la prueba francesa.
Costa lucirá en su Oreca 07 con motor Gibson el dorsal de uno de sus héroes motociclistas, el 34 que en su día llevara Kevin Schwantz. Sus compañeros en el equipo InterEuropol serán el polaco Jakub Smiechowski y el checo Fabio Scherer. “Kuba”, de 31 años tiene una experiencia de más de doscientas carreras en sus espaldas, siendo las de los últimos tres años con los coches de Le Mans; Scherer, de origen suizo, aunque es algo más joven -23 años- ya corrió el año pasado tanto en Sebring como en Le Mans, donde obtuvo el decimocuarto puesto de la categoría con el coche del equipo polaco.
Para Costa la oportunidad de competir en una categoría tan disputada como la LMP2 -donde este año a los Oreca se han sumado los Alpine oficiales– es una oportunidad de oro para llamar la atención de los equipos punteros de la categoría reina -la de los Hypercar, donde milita Miquel Molina con el Ferrari oficial-, pero sobretodo con la mirada puesta en los LMDh, que tienen que llegar el año próximo y que contemplarán la entrada en acción también de los Lambo y los BMW. Es decir: más y nuevos asientos que se divisan en el horizonte.
Por todo ello, el 2023 es un año muy importante para el piloto con los cascos mejor pintados de la historia del automovilismo mundial.
Y por si esto les parece poco…
Costa ha dado este invierno un golpe de timón a sus proyectos. Tras dar por cerrada la etapa con los Lambo, Albert mantuvo contactos tanto con Porsche como con Ferrari con el objetivo de repetir en la GT World Challenge y el ADAC.
Pero en el campeonato alemán ha habido un cambio de orientación de cara a 2023; sus promotores quieren enfocarlo hacia una participación más “amateur”, lo que dejaba poco espacio a pilotos más “pro” como sería el caso del catalán.
Ante esta circunstancia, Costa optó por enfocarse hacia los sport-cars… sin olvidar tampoco su experiencia con los GT3.
Sí, amigos, porque Costa no da aún por cerrado este capítulo, y en 2023 seguirá con el equipo Emil Frey, que ha dejado los Huracán para vestirse de Ferrari.
Efectivamente, un nuevo capítulo deportivo está en el horizonte para el equipo suizo, que pronto debutará en la pista con el nuevo auto de la clase GT3 de la marca italiana, el 296 GT3.
Emil Frey Racing comenzó su singladura con Lamborghini con la victoria del campeonato International GT Open en 2019, hasta la victoria del campeonato por equipos del ADAC GT Masters en 2022. El cambio de marca llega ahora asociado a un acuerdo comercial que comenzó en octubre, cuando el grupo Emil Frey fue designado como distribuidor de los coches del cavallino para la zona de Munic (Alemania).
Con el 296GT3 Costa disputará las carreras del GT World Sprint del 2023, más algunas citas del DTM del 2023 todavía sin concretar. Sin duda, otra ventana de opciones que se abre para Costa, teniendo en cuenta la cantidad de pilotos que Ferrari necesita para su órbita oficial tanto en los Le Mans como en los GT.
Lo dicho: en 2023 a Costa le costará aburrirse.
Periodista, como Tintin. Cuando empecé a publicar (con 13 años) mis crónicas en la revista Motociclismo, yo quería dar la vuelta al mundo, subirme a la luna en un cohete rojo y blanco y viajar hasta el Tibet en moto.
Un día me llevaron a Montjuic, olí la gasolina y me enamoré. Allí fue la primera vez de casi todo. Y aquí sigo, casi 50 años después, escribiendo y hablando de coches y motos, tras haber pasado por unas cuantas revistas, periódicos, emisoras de radio y cadenas de televisión.
He visto centenares de carreras en todos los circuitos, pistas, carreteras y desiertos de todo el mundo. Y me siguen gustando tanto como aquel primer día. Pero lo del cohete aún lo tengo pendiente.